“La vista más hermosa que puede asimilar el ojo humano”, así describió el filósofo Rousseau el panorama que se contempla desde la colina de Superga. Aquí, a 672 metros de altura surge la imponente Basílica de Superga, uno de los símbolos de Turín. Hasta aquí podemos llegar con el tranvía histórico del siglo XIX que atraviesa el Parque de la Colina Turinesa.

La Basílica fue construida en la primera mitad del 1700 por Felipe Juvarra después del cerco franco-español a Turín en 1706. En el interior de la iglesia se pueden admirar la Capilla del Voto, la estatua de Nuestra Señora de la Gracia y la Cúpula Juvarriana desde la cual contemplar vistas de 360° a la llanura turinesa. La visita continúa en la maravillosa Cripta que alberga, entre dorados y mármoles de todos los colores, uno de los sepulcros oficiales de la Casa Saboya.

¿Y por que no descubrir también la sala con los retratos de todos los Papas y el Apartamento Real? Aqui, en las habitaciones privadas que los Saboya ocupaban cuando venían a la colina, todavía se respira la atmósfera de la corte oficial.

Paseando alrededor del complejo juvarriano nos encontraremos con la lápida que recuerda el accidente aéreo en el que pereció el legendario equipo del Gran Torino, el 4 de mayo de 1949.

Superga es un destino mágico e irrenunciable para quien visita Turín.